Cómo trabajar la resiliencia
Nuestra salud y estilo de vida están siendo puestas a prueba de formas que hasta ahora nos eran desconocidas. La COVID-19 está poniendo a prueba nuestra resiliencia profesional.
Promover la resiliencia entre el personal sanitario empieza entendiendo el significado de este concepto, y descartando lo que no es. La psicología histórica y las ciencias sociales sugirieron que la resiliencia era un rasgo (dureza), o un proceso (adaptación), o un resultado (ausencia de síndrome de estrés postraumático). Tanto la primera como la última definición son cuestionables. El potencial de resiliencia no es un rasgo único que se tiene o no se tiene; es una capacidad innata en todas las personas. Asimismo, no se trata de un resultado dicotómico medido en algún punto; podemos al mismo tiempo sufrir un estrés pos-traumático y obtener un aprendizaje o crecimiento personal del mismo, se trata de resultados dinámicos que evolucionan a lo largo de nuestras vidas. Finalmente, ambas definiciones basadas en el concepto de rasgo y de resultado, sugieren que la resiliencia es algo que les ocurre a los afortunados, algo que debemos esperar pero no necesariamente alcanzaremos. Esto es un error. La resiliencia no es ni afortunada, ni pasiva. Requiere de un esfuerzo deliberado. De hecho, aunque su definición y requisitos siguen siendo objeto de estudio, los investigadores aceptan que puede fortalecerse con la práctica.
LA psicología moderna y las ciencias sociales definen la resiliencia como
el proceso de adaptarse correctamente frente a una adversidad, trauma, tragedia, amenaza o fuente de estrés significativa. Podríamos pensar que la resiliencia se basa en aceptar que el confort es opcional. Sin embargo no basta con abandonar el confort para encontrar la resiliencia, es solo una parte del proceso. Subsistir sin bienestar no es resiliencia, es una incapacidad para prosperar. No le deseamos eso a nadie.
En la situación actual esto implica estar decididos a navegar en este proceso de resiliencia, pasando a través y mirando hacia atrás. Las comunidades e individuos enfrentados a adversidades tan variadas como la guerra, la hambruna, la pobreza o la enfermedad lo logran sosteniéndose en determinadas categorías de los recursos de la resiliencia. Qué recursos trabajar para cada cual es una decisión altamente dependiente del contexto y basada en la cultura, la comunidad y las necesidades personales.
Esto se aplica tanto a las personas trabajando en plena crisis sanitaria como a las organizaciones. Por ejempo, un recurso para la resiliencia individual es la habilidad para fijarse objetivos, habitualmente identificando y trazando etapas específicas, cuantificables y realistas hacia nuestra meta. Para los profesionales, esto puede suponer la creación deliberada de objetivos a corto plazo; para las organizaciones puede tratarse de celebrar de forma intencionada los pasos hacia objetivos comunitarios, como el hecho de que las medidas tomadas están permitiendo aplanar la curva.
Podéis ver ejemplos de cómo se aplican estos conceptos en el MundoReal representados en la tabla (ampliable pulsando en ella):
El texto y la tabla están extraídos de:
Rosenberg AR. Cultivating Deliberate Resilience During the Coronavirus Disease 2019 Pandemic. JAMA Pediatr. Published online April 14, 2020. doi:10.1001/jamapediatrics.2020.1436
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