La calva podría dejar de ser un símbolo del cáncer

La quimioterapia, como todos los tratamientos reales, tiene sus efectos secundarios. La pérdida del pelo es el menos preocupante de todos, pero el que genera un mayor impacto social. Tanto es así que la calva se ha convertido en un símbolo de la lucha contra el cáncer.

Hemos visto campañas publicitarias y actos individuales conmovedores, incluso películas como Planta 4ª que tiraron de pelones para acercarnos a la realidad del cáncer infantil. Pero pronto, este icono de los pacientes oncológicos podría dejar de serlo.

Los medicamentos quimioterápicos que producen caída del pelo lo hacen porque atacan a las células que se dividen a gran velocidad, entre ellas los folículos del pelo o la mucosa de nuestro tubo digestivo. No todos los quimioterápicos son tan inespecíficos, pero casi todos los tratamientos de cáncer utilizan una mezcla que contiene algún medicamento con este efecto secundario.

Se acaba de presentar un dispositivo que minimiza la pérdida de pelo durante los tratamientos de quimioterapia. Lo hace enfriando la cabeza a 22ºC con un casco refrigerante, una técnica conocida desde hace unos 30 años, pero perfeccionada ahora. El frío localizado estrecha los vasos sanguíneos del cuero cabelludo impidiendo la llegada de la quimioterapia hasta la raíz del pelo. Además, tiene el efecto añadido de frenar la actividad celular en el folículo del pelo, reduciendo el efecto de la quimioterapia sobre el mismo.

El Orbis Paxman Hair Loss Prevention System está siendo probado en Estados Unidos, Alemania y Austria con resultados alentadores. En España planean hacer algún ensayo clínico en el futuro. Sí, existe una remota posibilidad de que al no actuar la quimioterapia en la zona alguna célula cancerosa pueda inducir una metástasis, pero se ha visto que no supone una diferencia en la supervivencia.

Como decía al inicio, quizá la calvicie no sea el principal problema médico para quienes padecen un cáncer, sin embargo. En cualquier caso, sí supone para muchos pacientes un duro golpe que afecta a su estado de ánimo y a sus relaciones sociales.