Infoxicación sanitaria, sus peligros y soluciones
Cuando nos asomamos al futuro de la Medicina vemos con frecuencia propuestas que parecen excesivamente optimistas. No os voy a engañar, existe mucho hype en la innovación sanitaria, tanto como cuando se presenta un nuevo iPhone o la última película de Star Wars.
Por eso siempre leemos con cuidado los artículos que nos cruzamos por la red e intentamos ajustar las expectativas a la realidad. A veces no son grandes innovaciones las que conllevan los cambios más relevantes desde el punto de vista clínico.
Igual que cuando en un artículo científico encuentran asociaciones estadísticamente significativas, eso no conlleva que los hallazgos tengan una relevancia clínica. Es decir, no por obtener resultados positivos, significa que un descubrimiento sea importante para mejorar la atención sanitaria.
Se habla mucho últimamente de la calidad de contenidos sanitarios en Internet, del exceso de contenidos de dudosa calidad. A este fenómeno se le ha dado a llamar Infoxicación, haciendo referencia a la saturación que nos produce recibir continuamente datos a través de las Redes Sociales.
¿Cual es el peligro de la infoxicación en Salud?
Lo primero es que entre toda la paja, es difícil discriminar la información de calidad. Y cuando los medios se preocupan más por conseguir visitantes que por la veracidad de la información, utilizan técnicas de clickbait. Así presentan titulares sensacionalistas con contenidos poco elaborados o directamente falsos. Es fácil lograr un gran impacto en redes sociales, basta con una buena campaña de marketing.
Para la mayoría de personas esto significa que están expuestos a través de Facebook, Twitter y otros medios sociales a cientos de noticias de salud de escasa calidad pero con titulares o imágenes muy llamativas. Y ya sabéis "una mentira repetida mil veces, se convierte en verdad".
Así podemos entender el auge de todo tipo de estafas que se disfrazan con titulares capciosos y promesas infundadas. Es el triunfo de la posverdad en sanidad.
Pero no sólo hablamos de artículos o vídeos sobre temas de salud. En cuanto a aplicaciones móviles también estamos intoxicappdos (perdón por el palabro), contamos con un número creciente de apps pero con pocas que cumplen unos mínimos de calidad.
¿Y los profesionales sanitarios, están infoxicados?
Ya hemos hablado sobre cómo los sistemas de alerta de las Historias Clínicas Electrónicas a veces lanzan tantos avisos que los médicos automáticamente los descartan sin prestar atención.
Lo mismo pasa con el fenómeno de la fatiga de alarmas. Resulta que más del 70% de las alarmas que suenan en un hospital son falsas. Los sanitarios, sobre todo de enfermería, acabamos por ignorar la mayoría de alarmas porque asumimos que no son reales, y eso es peligroso.
En Internet pasa algo parecido, cada día se publican miles de artículos científicos, decenas en relación a nuestra área de especialización. Por tanto es imposible estar al tanto de todo lo que se publica o dice sobre temas que afectan a nuestra profesión. Y sin embargo, la mayoría de esa información es prescindible.
¿Cómo luchar contra la infoxicación de la salud?
Lo primero es tender hilos de comunicación entre pofesionales y pacientes, no podemos mantener una conversación si sólo hay emisión de contenido desde un extremo. Aquí nacen iniciativas tan interesantes como #FFpaciente, para dar voz a los paciente y ponerlos en el centro de la información sanitaria
Las asociaciones de pacientes son esenciales como nexo de unión, pero deberíamos exigirles la misma transparencia que a los profesionales sanitarios en su relación con las industrias farmacéutica y tecnosanitaria.
También hay que tender puentes con los periodistas, abrir canales de salud en grandes medios que sean escritos por profesionales especializados y con participación de profesionales en la elaboración del contenido. Porque ser sanitario no significa saber comunicar.
Desde hace mucho tiempo han existido sellos de calidad que permitirían destacar contenidos fiables. Sin embargo, en la práctica estos sellos no representan un aval y queda en manos del lector decidir si confía o no en la información presentada. Aquí entran en juego factores como la transparencia y reputación.
Y desde luego, está la legislación. Creo que hay informaciones que traspasan la libertad de expresión, para entrar en el terreno del atentado contra la salud. Igual de importante es regular en qué punto una aplicación o un dispositivo con aplicaciones en el ámbito de la salud debe pasar a tener una regulación por parte de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios.
La eterna promesa de la Telemedicina.
Y sí, una vez más insisto, aplicar soluciones de telemedicina que permitan al paciente resolver dudas sobre medicaciones y situaciones no urgentes usando tecnología accesible como correo electrónico o herramientas de mensajería cifrada es viable.
Otro caballo de batalla es la monitorización a distancia, que permite ahorrar desplazamientos y consultas. Esto ya se ha demostrado en múltiples ensayos y patologías, aplicándose en países como Francia o Canadá. Por ejemplo en Francia existe desde 2010 una regulación sobre Telemedicina y desde este año 2017 los médicos pueden dedicar parte de su jornada laboral a consultar pacientes a través de consultas virtuales, siendo pagados por ello.
Y tú, ¿cuáles crees que son las soluciones para la infoxicación sanitaria?
Si tienes más ideas o quieres conversar con nosotros no dudes en dejar un comentario o escribirnos en las redes sociales.
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