Realidad Virtual en el diagnóstico del TDAH
El TDAH es el trastorno conductual más frecuente en la edad pediátrica, una alteración de la función neurobiológica con incidencia entre el 5 y el 7% de niños y adolescentes. El diagnóstico a veces resulta complicado porque se basa casi exclusivamente en criterios clínicos, es decir, cómo valora el médico al paciente basándose en su comportamiento en la consulta y sobre todo en la historia aportada por padres, profesores y/o cuidadores.
Existen algunas pruebas que valoran sobre todo la capacidad de atención visual y escalas tanto de valoración profesional como autoreferentes. Pero nada comparable al sistema AULA que utiliza la realidad virtual en 3D para poder estudiar el TDAH en un entorno lo más parecido posible al MundoReal™.
Desarrollado por Nesplora y puesto a punto por la Unidad de Neuropediatría de la Clínica Universidad de Navarra, el programa AULA introduce al paciente en un entorno escolar virtual muy ecológico, es decir, muy parecido a la realidad una clase. La ventaja, además de que facilita la colaboración de lo pacientes pediátricos, es que aporta en poco tiempo una gran cantidad de datos objetivos y cuantificables permitiendo un diagnóstico de certeza con precisión y rapidez. Por el momento se ha probado en 1500 niños y niñas de entre 6 y 16 años.
El software puede instalarse en cualquier versión de Windows XP (o superior) con unos requisitos mínimos bastante modestos para los ordenadores que existen en la actualidad. Aunque es una herramienta que todavía está en estudio, existen buenos estudios que apoyan su uso, la empresa que lo desarrolla os los enviará sin problemas si os ponéis en contacto con ellos.
Los parámetros más interesantes que valora AULA se presentan después de la prueba en un informe personalizado que incluye medidas sobre tendencia a la distracción, actividad motora, atención auditiva y visual. El tiempo aproximado en que se realiza la prueba es de 20 minutos después del cual se elabora el informe.
Cuando el paciente se pone las gafas de realidad virtual con los auriculares, se sumerge en una clase tridimensional en la que estará sentado en la silla junto a otros compañeros y un profesor. Cuando el niño mueve la cabeza los sensores integrados en las gafas responden al movimiento de forma muy realista. Con un pulsador, el paciente tendrá que responder a los impulsos que se le pida, como por ejemplo pulsar el botón cada vez que vea en la pizarra virtual o escuche el número 7; puede ser también al revés, que deba pulsar cuando el estímulo sea diferente. Para poner a prueba la capacidad de atención se incluyen distractores típicos como risas y voces de los otros alumnos.
El entorno es lo suficientemente realista como para que uno de los niños que ha probado el sistema no sólo se distrajese con las risas de sus compañeros virtuales, si no que además intentase interaccionar con ellos hablando. Y es que la valoración auditiva es uno de los fuertes de esta herramienta, que no existía hasta ahora, algo que tiene no sólo implicaciones diagnósticas, también en el tratamiento.
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