Esnobismo Tecnológico y Pacientes
Puede parecer que cuando hablamos aquí de temas relacionados con la aplicación de las TIC a la Salud, de la Telemedicina o de investigaciones recientes nos olvidamos del verdadero transfondo de la Sanidad, las personas; y especialmente aquellas con menos recursos o en una situación de mayor riesgo (sanitario, social o de cualquier tipo). En todo caso, la eSalud ha sido aplicada con éxito en programas de Cooperación al Desarrollo como es el caso del proyecto Hope Phones y sin ir tan lejos, la monitorización de pacientes con demencias mediante sistemas telemétricos es cada vez más frecuente en nuestros modelos sanitarios.
No se trata de meras campañas recaudatorias en las que prima el espectáculo y una bella fantasía pretendidamente solidaria. Son hechos que mejoran la asistencia sanitaria también para aquellos que son ajenos a los términos tecsnoblógicos que dominan el lenguaje base de cualquier gurú de las TIC. Se trata de hechos concretos que apoyan el desarrollo sanitario y social de zonas olvidadas o mejoran la capacidad de actuación sobre personas en riesgo.
Bien es cierto que las maravillas de la técnica a veces nublan nuestra empatía, pero no se trata tampoco este de un fenómeno novedoso. La cosificación del paciente es tan antígua como la medicina misma, la descripción de las entidades nosológicas trajo consigo las etiquetas como "tengo una apendicitis esperando en el quirófano". Las TIC han reavivado el temor de que la relación médico-paciente se resquebraje por la presencia de un monitor TFT que divida en dos la consulta.
Por otro lado, el uso de sistemas informáticos y la presencia de ePacientes -y también eSanitarios- tiene que ampliar la comunicación entre ambos y potenciar una relación que sin duda deberá seguir desarrollándose en el ámbito privado de la consulta. Un uso adecuado de las nuevas tecnologías, acorde con las necesidades y posibilidades de cada uno no debe si no mejorar este vínculo.
En el ámbito económico, lo cierto es -y pronto lo trataremos- que hay un gran vacío de estudios sobre eficiencia de las aplicaciones de Telemedicina, HCE, etc. y que como reclamaba Francisco Lupiañez en el #1CBS este aspecto será crucial en los próximos años y meses para la mayor implantación o no de este tipo de servicios por parte de los sistemas sanitarios.
La conclusión sería que como dijo Rafa Cofiño comentando sobre los Living Labs Sanitarios, el énfasis de todo esto debería estar en aumentar y fortalecer esa independencia tan ligada al concepto mismo del empoderamiento. Devolver a la comunidad, y no sólo a los geek, el poder de decisión a través de educación sanitaria. Y si para todo ello podemos utilizar nuevas herramientas que faciliten la comunicación con los pacientes y mejoren nuestra relación, así como la satisfacción con la asistencia; pues bienvenidas sean.
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