Hans Rosling y la Falacia Ecológica
No me canso de ver a Hans Rosling explicando sus maravillosas gráficas de la GapMinder Foundation. Esos datos volando de un lado a otro, y esas curiosas curvas que trazan a lo largo del tiempo. Y sin embargo sé que a nivel estadístico su validez es escasa porque se basan en relaciones entre valores poblacionales. Y es que los datos poblacionales no son un válidos para medir asociaciones ni para ser extrapolados a los individuos. Por ejemplo, no puedo asumir que Benson, de Sudáfrica, tendrá un sueldo menor que Helen, de Finlandia; aunque los datos poblacionales indican que la renta per capita es mayor en Luxemburgo, ya que Benson podría ser un futbolista de élite y Helen una desempleada.
El problema de los estudios con datos poblacionales, también llamados estudios ecológicos, es por tanto el propio origen de estos datos, las medidas de tendencia central. Y es que aunque Helen sea finlandesa, no implica que sea rubia.
En el día a día, llamamos a la falacia ecológica, estereotipos. Y las ideas estereotipadas nos llevan muchas veces a cometer prejuicios que muchas veces son fallidos.
Por tanto la falacia ecológica surge de la aplicación de rasgos o características muy presentes en una población a un indivíduo extraído de forma aleatoria de esa misma población. Un caso típico es la relación entre el consumo de tabaco de mascar y el cáncer de boca. En España el consumo de tabaco de mascar está prohibido (prevención primaria) pero no así en los Estados Unidos, y sabemos también que la incidencia de cancer oral es menor aquí. Sin embargo sólo con esos datos no podemos establecer una relación de causalidad entre el tabaco de mascar y el cáncer de boca. ¿Por qué? Pues porque en gran medida la falacia ecológica ocurre debido a la imposibilidad de controlar las múltiples variables confusoras en el análisis estadístico de los datos ya que no estamos midiendo las covariables (algunas pueden estar alterando los datos).
La falacia ecológica es también la que utilizan muchas preguntas tipo test. Si en un examen me preguntan qué enfermedad sospecho ante un paciente con fiebre, cefalea y mialgias, de un pueblo donde beben leche sin pasteurizar, buscaría sin dudar Brucellosis. Es más, lo que tiene es una Brucellosis, y punto. ¿Pero no sería más lógico pensar que lo que tiene es una gripe? Sí, pero seguro que bebió leche sin pasteurizar y seguro que provenía de una vaca infectada por Brucella. Claro está, ese proceso deductivo es falaz, porque podría estar inmunodeprimido y tener un a Listeriosis, o simplemente podríamos asumir que lo más probable es que tenga lo más probable y sea una simple gripe e incluso es posible que nuestro paciente ni tan siquiera beba leche. Pero así actúa la falacia ecológica, cuando suponemos que la presencia de un factor de riesgo y una enfermedad en la población bastan para demostrar una relación causa-efecto.
Pero, ¿significa esto que el bueno de Hans Rosling nos engaña? No necesariamente. Porque muchas de las charlas de la GapMinder no van sobre relaciones causales, si no sobre relaciones entre dos variables como por ejemplo poseer una bicicleta y la mortalidad infantil. Muchas de las suposiciones de Hans Rosling son meras conjeturas, pero el poder de la línea temporal otorga a sus presentaciones una potencia que aunque no sea estadística sí es visual.
Os dejo que os deleite con esta charla de 2009 sobre las tasas de infección por VIH en el mundo, no olvidéis la falacia ecológica, pero aprended de los datos:
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